La compañía resultante de la fusión de Comsa y Emte se estructurará en cuatro líneas de negocio, una de ellas dedicada a medio ambiente, servicios y logística. La Comisión Nacional de Competencia (CNC) autorizó la semana pasada la fusión de ambas empresas porque esta operación “no supone obstáculo alguno para la competencia efectiva en el mercado”, ha informado Comsa. Además de la división que incluye logística, Comsa Emte tendrá estas líneas de negocio: construcción de infraestructuras y edificaciones no residenciales, ingeniería y sistemas, y concesiones y energías renovables. Al margen de la operación y del objeto social de la empresa han dejado sus actividades inmobiliarias.
La fusión de estas empresas de origen catalán supone el nacimiento del octavo grupo constructor español de infraestructuras y servicios y el segundo de entre los no cotizados. Comsa Emte sumará una facturación de unos 2.200 millones de euros, una cartera de obra valorada en 3.000 millones y una plantilla de 8.600 empleados. Además de en España, el grupo tiene presencia en otros doce países.
El accionariado de Comsa Emte estará controlado en un 70% por los actuales socios de Comsa –la familia Miarnau– y el 30% restante por los accionistas de Emte –Sumarroca, Banco Sabadell y Caja Madrid–.
La nueva compañía Comsa Emte tendrá una línea de negocio de logística
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