En el peor de los casos, puede perderse un 10% del comercio transpacífico, equivalente a 1,8 millones de TEUs, aunque si la situación se mantiene como hasta ahora, el impacto podría rondar los 200.000 TEUs.
El tráfico de contenedores entre Asia y la costa oeste de Norteamérica se ha ralentizado tras un fuerte inicio de año y teniendo en cuenta las tensiones comerciales existentes entre Estados Unidos y China, no recuperará el ritmo del ejercicio anterior.
En los tres primeros meses de 2018, los volúmenes han crecido por encima del 10% antes de caer en abril y mayo. Después de cinco meses, los envíos han repuntado un 3,2% de media, por debajo del 4% de 2017, cuando se movieron 19,1 millones de TEUs.
Las exportaciones asiáticas a la costa oeste estadounidense han avanzado un 4,1%, pero las destinadas a Canadá se han reducido un 9%. Por su parte, las dirigidas a México se han incrementado un 5,3%, según recoge el último informe de Drewry.
Para el ejercicio 2018, la consultora anticipa un crecimiento en torno al 3% tras el fuerte incremento del primer trimestre, debido principalmente a que los importadores han hecho acopio de mercancías para prepararse para la guerra comercial, y a que algunos retailers han reforzado su stock para evitar posibles problemas en la disponibilidad del transporte.
Aranceles a productos estadounidenses y chinos
Desde el 6 de julio, las aduanas estadounidenses aplican un recargo del 25% en las tarifas de 818 productos chinos, equivalente a 34.000 millones de dólares (28.852 millones de euros). También podrían empezar a aplicarse a segunda lista de 284 productos, lo que equivaldría a 16.000 millones (13.580 millones de euros).
En respuesta, China ha introducido otras medidas de este tipo a través de un plan arancelario que supondrá recargos de 50.000 millones de dólares (42.437 millones de euros) para 659 productos americanos. De momento, se aplica a 545 productos, lo que equivale a 34.000 millones (28.852 millones de euros).
No satisfecho con todo esto, Donald Trump ya está preparando una tercera lista de artículos a los que se aplicaría un recargo del 10% y ha amenazado con continuar en esta línea si vuelve a haber reacciones por parte de Pekín.
En este escenario, un 90% de artículos fabricados en China serán sometidos a cargos adicionales, teniendo en cuenta que las exportaciones a Estados Unidos han llegado a los 505.000 millones de dólares en 2018. Quedan por tanto pocos productos en los que puedan aplicarse estas tarifas extra, si bien podría incrementarse la cuota.
Posibles escenarios para el transporte marítimo
Drewry ha establecido tres posibles escenarios para el transporte de contenedores, dependiendo de si se recrudece o no el conflicto existente. En el peor de los casos, se calcula que puede perderse un 10% del comercio transpacífico, equivalente a 1,8 millones de TEUs. Si la situación se mantiene como hasta ahora, el impacto podría rondar los 200.000 TEUs.
Los principales beneficiarios serían Japón, Alemania, Corea del Sur y Malasia, que verían crecer sus exportaciones hacia Estados Unidos por mar, así como México y Canadá, en cuyo caso aumentaría el transporte terrestre de mercancías.
Desde luego, el comercio entre China y Estados Unidos no se paralizará de la noche a la mañana, pero las importaciones estadounidenses son muy sensibles a los cambios de precios, con lo que estas tarifas contribuirán a una reducción de la demanda al aumentar los costes tanto para los consumidores como para los productores y disminuir el tráfico de mercancías en favor de países vecinos como Canadá y México.
Si bien el riesgo actual es bajo, existe un claro potencial de riesgo si el panorama empeora y se introducen nuevos recargos. En cualquier caso, esta inestabilidad afectará a la confianza del mercado y a la economía mundial.
Fuente: cadena de suministro