En el marco de un trabajo de investigación para la Comisión de Transportes y Turismo del Parlamento Europeo, desarrollado entre abril y septiembre del año 2018, un equipo de trabajo llevó a cabo un detallado análisis de los impactos potenciales en el transporte, los correos y el turismo en el marco de la Europa de los 27 de un escenario hipotético en el que no se logra un acuerdo formal pactado entre la UE y Reino Unido, convirtiéndose este último, simplemente, en un tercer país, sin disposiciones y regulaciones específicas que rijan las relaciones futuras con los estados vecinos de la Unión Europea.
El estudio analiza tanto la política económica como la dimensión legislativa, y detalla las consecuencias prácticas del nuevo status quo que puede producirse a muy corto plazo, si se acaba imponiendo un Brexit duro. Diversas alternativas para salvaguardar los intereses de la Unión Europea también se presentan en este documento y se formulan un conjunto de recomendaciones prácticas.
Una de las conclusiones fundamentales del estudio es que un escenario sin acuerdo perjudicaría gravemente tanto a los británicos como a la UE-27, al menos a corto plazo, aunque con una intensidad diferente entre los Estados miembros. Las economías y sociedades de ambos lados del Canal de la Mancha están profundamente integradas a través de las libertades existentes de movimiento de personas, bienes, servicios y capital. La UE-27 es el principal socio comercial de Reino Unido y desempeña un papel importante en relación al comercio británico con terceros países. De hecho, hoy Gran Bretaña alcanza tales mercados en virtud de acuerdos internacionales firmados por las instituciones comunitarias. Para el caso que nos ocupa, el del transporte de mercancías, el tráfico marítimo desempeña un papel dominante en los intercambios entre la UE y Reino Unido, seguido del intercambio de mercancías ejecutado a través del Eurotunnel, que ofrece la posibilidad de transportar productos por carretera y ferrocarril.
En cuanto a pasajeros, el transporte aéreo es el modo más utilizado por ambas partes. La relación entre Reino Unido y la UE-27 en términos de turismo es bastante intensa, ya que la mayoría de los viajes realizados por residentes británicos tienen como destino un Estado miembro de la UE y la mayoría de los turistas que visitan las islas proceden de la Europa comunitaria. En el sector postal, sí cabe destacar que las entregas transfronterizas entre ambas partes están aún poco desarrolladas, aunque se espera que aumenten debido al crecimiento del comercio electrónico. En términos generales, un Brexit sin acuerdo entre las partes significaría que Reino Unido abandonaría el mercado interno de la Unión para el transporte aéreo, ferroviario, por carretera y marítimo.
“Como resultado, las nuevas aduanas, las autorizaciones y las licencias, así como los controles fronterizos, tendrían un serio impacto en las operaciones de transporte que se llevan a cabo actualmente, pues cesarían todos los derechos y obligaciones actuales impuestos por las autoridades comunitarias”
En cuanto a las aduanas, cabe señalar que la participación de Reino Unido en la Unión Aduanera permite a los operadores exportar e importar mercancías libres de declaraciones, así como sin la necesidad de someterse a controles sanitarios, veterinarios y de seguridad. Abandonar la Unión Aduanera significaría que el sistema actual (y simplificado) para el comercio de bienes ya no existiría. Esto podría dar lugar a cancelaciones de envíos o menores ingresos para los operadores de carga, entre otras consecuencias.
CÓMO MITIGAR LOS RIESGOS
Con el fin de garantizar la mejor protección para la Unión Europea, las consecuencias negativas de un escenario sin acuerdo podrían mitigarse, por ejemplo, mediante la búsqueda de acuerdos concretos. En este sentido, el Consejo Europeo ha destacado que el objetivo principal debería ser garantizar la continuidad de la conectividad entre Reino Unido y la Unión Europea después del Brexit. Para lograr este objetivo, se recomienda concluir una serie de acuerdos en materia de transportes, seguridad y protección con la UE (primera opción), y si esto no fuera posible, entre las autoridades de cada uno de los Estados miembros y las de Reino Unido directamente.
Otra opción podría ser la salida gradual de Reino Unido de acuerdos firmados por los países miembros, como la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA), la Agencia Europea de Seguridad Marítima (EMSA) o la Agencia Ferroviaria de la Unión Europea (ERA). A continuación, algunas de las cuestiones afectadas por esos acuerdos podrían negociarse de modo bilateral con el fin de mejorar la colaboración entre la UE y Reino Unido. Por ejemplo, garantizar algún tipo de participación de las autoridades británicas en las agencias comunitarias como tercer país después del Brexit, por lo que las políticas de Bruselas y Londres en los campos cubiertos por esas agencias podrían permanecer perfectamente alineados.
Fuente: www.elvigia.com José F. Papí