El Tren de Alta Velocidad, comercial y popularmente conocido como AVE, comenzará mañana mismo a enlazar la capital de España con la ciudad de Valencia. Han sido años de reivindicaciones, esperas e incluso batallas políticas que mañana alcanzarán un punto de inflexión con la inauguración oficial del nuevo servicio de Renfe por parte de los Reyes de España.
En pocas ocasiones confluyen el optimismo, las felicitaciones y el buen ambiente entre Gobierno y oposición. La puesta en servicio del AVE entre Madrid , Castilla La Mancha y Valencia ha conseguido limar asperezas y se ha configurado como una buena noticia, para todos.
Y no es para menos. El corredor de Alta Velocidad Madrid-Levante acercará dos áreas económicas de España que representan 13,5 millones de personas y acumulan el 31% del PIB. El trayecto ferroviario entre Madrid y Valencia, que actualmente se realiza en 3 horas y 25 minutos, se efectuará desde mañana en 1 hora y 35 minutos (a una media de 300 kilómetros por hora).
Si en la actualidad utilizan el tren para unir las dos capitales 755.000 pasajeros al año, con la puesta en servicio del AVE se espera para el año próximo que la cifra se eleve hasta 2.869.000 pasajeros, casi cuatro veces más.
Treinta trenes AVE diarios (15 en cada sentido); 330 kilómetros por hora de velocidad máxima; 365 plazas en cada tren (294 turista y 71 Business) y unas tarifas que oscilan entre los 32 y los 80 euros, son algunos de los argumentos que completan la oferta de servicio de Renfe que va a convertirse en la opción preferente en las conexiones entre Madrid y Valencia. Tal y como aseguran desde la operadora ferroviaria, un “caballo ganador”.
La cifras hablan por sí mismas, según un estudio del Centro de Estudios Económicos Tomillo, El AVE sustituirá un 25% de viajes en coche, un 55% de viajes en avión y un 5% de viajes en autobús.
Impacto
La nueva conexión ferroviaria entre Madrid y Valencia presenta, asimismo, un amplio abanico de efectos colaterales que van a tratar de ser aprovechados al máximo por las dos comunidades autónomas. Turismo y negocio, con todo lo que ello representa, son los dos sectores que van a salir beneficiados claramente con el Tren de Alta Velocidad. Incremento del PIB, generación de puestos de trabajo y el aumento de la productividad o de la seguridad, son otros de los valores que se darán con el AVE.
De la misma forma, la puesta en marcha del Tren de Alta Velocidad abre una nueva posibilidad al transporte de mercancías, ya que los surcos que quedan libres o menos saturados podrán ser aprovechados por la conexión ferroviaria de mercancías. Esta opción permitirá consolidar el eje económico Madrid-Valencia, que sitúa en su mismo centro el potencial logístico del Puerto de Valencia, como puerta de entrada y salida de las mercancías del centro peninsular.
La apertura de la autovía A3 entre Madrid y Valencia ya marcó un punto de inflexión en su día. La puesta en marcha del AVE entre las dos capitales promete señalar otro nuevo e importante punto y aparte.
AVE, un nuevo punto de inflexión
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