Mientras los grandes puertos están especializándose en la recepción de grandes buques, otros puertos más pequeños pueden optar por especializarse en el transporte refrigerado.
La capacidad de los mayores buques portacontenedores ha pasado de alrededorde 14.000 TEUs en 2008 a poco menos de 20.000 TEUs actualmente. Estos buques están superando a los ‘superpetroleros’ como los ‘monstruos de los mares’.
El cambio hacia buques más grandes, sin embargo, representa un riesgo para los puertos que carecen de la capacidad necesaria para su carga y descarga. Esto está forzando a que el comercio internacional se está desplazando hacia grandes puertos, mientras que los de menor tamaño, pierden muchas de sus conexiones directas.
Para evitar este basculación hacia los grandes puertos, las autoridades portuarias en algunos países están invirtiendo fuertemente en la modernización de su infraestructura, con el objetivo de poder continuar atendiendo a los buques más grandes. Pero, en este reposicionamiento de las infraestructuras portuarias, ¿qué pasa con la carga refrigerada que necesita un corto tiempo de tránsito?. Los grandes puertos no son siempre’reefer-friendly’.
La zona de influencia de los puertos más importantes para la mercancía de productos perecederos se extiende más allá de su hinterland, afectando a la circulación de la mercancía, el flujo comercial, el desarrollo de los mercados y la economía e incluso la fijación de los precios de los productos.
Son tan críticos estos factores comerciales para las cadenas del frío que las estrategias económicas y el desarrollo comercial de los países los incorporan en su planificación, organización, desarrollo y promoción de sus puertos marítimos.
Mayor inversión
No sólo la proliferación de grandes buques, hay otras tendencias que están afectando a los tráficos ‘feeder’. Así, actualmente, se está produciendo un cambio en la producción y el consumo de todo tipo de alimentos a la vez que se está mejorando el enfoque en la seguridad alimentaria.
En este contexto, las modalidades de distribución, transporte y comercialización de alimentos se adaptan a los nuevos requerimientos, mientras aumenta la inversión de los operadores portuarios y empresas privadas. Para terminar de configurar esta nueva realidad en el transporte frigorífico de alimentos, se incorporan nuevos servicios de valor añadido, como zonas francas, o se presta, cada vez más, mayor atención a los envases.
Estas tendencias continuarán incidiendo en la planificación, organización, desarrollo, gestión y operación de los puertos marítimos especializados en el transporte frigorífico durante los próximos años. Las autoridades portuarias y operadores de terminales tendrán que ajustar sus estrategias, desarrollo y operaciones para satisfacer las dinámicas y realidades para este tipo de productos.
Para todo ello, se prevé que los puertos se involucren más en los servicios de logística ‘reefer’ a través de alianzas estratégicas con operadores logísticos o 3PLs especializados en el transporte frigorífico. Los puertos adquirirán, cada vez más, un papel como puntos de tránsito para el cargamento de productos frescos y congelados dentro de una compleja red de transporte intermodal, con receptores simples, procesadores y distribuidores de cargas.
En definitiva, esta nueva realidad, exigirá por tanto una mayor y constante inversión, una planificación meticulosa y una gran capacidad de respuesta para lo que será preciso contar con un capital humano formado y que sea capaz de anticiparse a los nuevos retos.
Fuente: Cadena de Suministro