Las empresas extranjeras que buscan trasladar sus procesos de fabricación fuera de China a raíz de la crisis sanitaria podrían enfrentar costes de hasta un billón de dólares durante cinco años, según indica la investigación realizada por Bank of America. No obstante, la entidad sostiene que tal movimiento probablemente sería beneficioso para las empresas a largo plazo.
La encuesta realizada por la compañía a diversos analistas globales encontró que las empresas, ya incluso antes de la pandemia, empezaban a alejarse de la globalización hacia un enfoque más localizado en lo que respecta a las cadenas de suministro. Esto se debió a una serie de factores que amenazaron los suministros de las fábricas, desde disputas comerciales hasta preocupaciones por la seguridad nacional, pasando por el cambio climático y el aumento de la automatización.
Asimismo, el informe reveló que la pandemia había provocado que el 80 por ciento de los sectores globales enfrentaran interrupciones en la cadena de suministro, lo que obligó a más del 75 por ciento a ampliar el alcance de sus planes de re-aprovisionamiento existentes.
“Si bien la COVID-19 ha actuado como catalizador para acelerar este cambio, las razones subyacentes se basan en un cambio hacia el ‘capitalismo de las partes interesadas’, concluir la reubicación favorece una comunidad más amplia de accionistas, consumidores, empleados y el estado”, explicó Candace Browning, directora de investigación global de Bank of America.
Aunque cada una de estas partes interesadas abordaba la reubicación desde una perspectiva diferente, los analistas observaron que, en términos generales, estaban sacando la misma conclusión: que parte de las cadenas de suministro deberían reubicarse idealmente dentro de las fronteras nacionales, en su defecto a países considerados “aliados”, según el informe.
Una fuerte inversión para revertir una tendencia mundial
Sacar de China toda la fabricación relacionada con la exportación que no está destinada al consumo chino podría costar a las empresas 1 billón de dólares en cinco años. Los analistas dijeron que esto probablemente reduciría el retorno sobre el capital en 70 puntos básicos (pb) y los márgenes de flujo de efectivo libre en 110 pb, compensado por una prima de riesgo potencialmente menor.
En pocas palabras, esto significaría que los efectos negativos serían “significativos, pero no prohibitivos”, sugirieron los analistas.
A nivel sectorial, los investigadores sugirieron que las acciones en ingeniería y maquinaria de construcción, automatización de fábricas y robótica, fabricación de equipos eléctricos y electrónicos, software de aplicaciones y otros servicios similares se beneficiarían de la aceleración de esta tendencia. Mientras tanto, los bancos en América del Norte, Europa y el sur de Asia también podrían recibir un impulso de una mayor actividad económica que viene con estos cambios.
Fuente: www.logistica.cdecomunicacion.es